viernes, marzo 20

Día 5 (Viernes 20 de marzo)

Por segundo día consecutivo se ahorran el número de nuevos contagios. Los rumores, con fundamento o no, encuentran en esto caldo de cultivo, para usar una expresión adecuada a la temporada. En un estado que no es de total negación, pero que un toque tiene, hoy me vinculé con allegados a quienes ayudo con sus negocios formales y emprendimientos, y a los que rara vez les puedo dedicar la atención que merecen y hoy lograron. Una editorial que recién desembarcó en España, el incierto destino de los contenidos en redes de una pequeña marca textil venezolana, una carta al mismísimo Comité Olímpico que otro se ocuparía, no me pregunten por qué, de traducir al francés, y otra misiva más doméstica dirigida a la fuerza de ventas de una empresa de vallas -para la que me pidieron optimismo-, ocuparon mi cuota de trabajo en casa. Y aunque habrá quien piense que todo esto tiene algo de inútil, al menos mantiene mi cabeza en forma. No salí a ver a mamá, pero hablé mañana, tarde y noche con ella. Tal como adelanté hace unos días, comencé a releer 2666, aunque estuve tentado a la recomendación mañanera de revisar El hombre en busca de sentido, un legendario título nada ficcional, del psiquiatra austríaco Viktor Frankl, pero me venció mi obsesión intelectual con Bolaño. Mientras escribo, escucho en vivo al Dr. Jesús Candel a través de Youtube y desde España. Aterra su relato. Aún así sugiero a quien quiera que lo consulte. Ha sido mi cuota de realidad, para el balance que me he autorecetado. Mañana es sábado, aunque poco importe. 

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