sábado, mayo 9

Día 55 (Sábado 9 de mayo)

Catorce nuevos casos, para un total de 402 contagios oficiales, asegura el parte del día de hoy. Me enteré cuando bajé a caminar un rato al estacionamiento. Buscaba espantar el asomo de un dolor de cabeza. Tuve algo de éxito. También supe que es posible extiendan la cuarentena. Técnicamente acababa el miércoles. Pero sería un despropósito sin que aparezca aún el combustible. Repaso todo de lo que me enteré al salir buscando aire, y me sorprende mi mediana mejoría. 

Qué rápido envejeció eso de la nueva normalidad. La primera vez que escuché el concepto fue en una junta de teletrabajo. Crisis, transición, nueva normalidad. Fue a dos semanas de comenzar la cuarentena. Tal vez por eso la expresión se me hace ya obsoleta. Creo que no es otra cosa que la vacuna que cada uno habrá de inventarse. Puse en Twitter. Y luego fui más lejos: La nueva normalidad tiene más de Comala que de Macondo. Buscando alardear.

Me he propuesto cambiar la rutina de darse lo de quedarme en casa durante un mes más. Procuraré levantarme con el sol. Disfrutar de ese tránsito en el que la luz va revelando el verdadero rostro de los objetos que llenan la casa. Rescatar esa hora que no era rara a mis ojos, pero que ese escape que es el sueño forzoso y algo fingido me ha quitado. Eso le dará otro valor a la siesta. Que por cierto la ejercito ahora más cercano al mediodía que a la mitad de la tarde. La siesta como premio. Eso ha sido siempre para mí. Antes de una importante tarea la merezco. Después de un logro me la he ganado. Quiero volver a la lectura con un poco más de disciplina. Probando incluso leer y subrayar; algo que nunca he experimentado. Pero eso es tema que apuntaré otro día.

Pienso en por qué tomo nota de todo esto. Este diario es una carta que me estoy escribiendo. Eso me alivia otro poco el dolor de cabeza.
  




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