Hice cotufas. Me serví de un video de YouTube. Dos cuchardas de aceite (oliva preferiblemente, aunque en mi cocina no tengo), cien gramos de maíz, un caldero profundo con su tapa. Pone uno las dos cucharadas de aceite a fuego lento, y luego tres granos que al explotar anuncian que se puede agregar el resto. Cuatro minutos de caldero con la llama baja, sin olvidar la tapa, y ya. Esto debí hacerlo siempre, en lugar de comprar las que están listas no más al entrar al microondas. Me ahorraba un ritual que hoy me ha gustado. No se quemó una sola. Supongo que es el resultado de la mezcla definitiva entre no fallarle a Daniel, que a fin de cuentas era quien quería cotufas y me agenció el tutorial, y no fallarme a mí mismo, que he sido siempre tan inmediato. Leo a Naky en Twitter y reporta sólo un nuevo caso de contagio, para un total de 166 personas en tratamiento, y ni un sólo deceso, según la versión oficial. A última hora del día llegó una idea que estaba esperando desde ayer y que me mantendrá junto a los chicos de la agencia trabajando el resto de la semana. La primera desde que se inició la cuarentena en la que los anunciantes quizá descansen, y guarden para el lunes su hambre vieja de contenido nuevo. Aprovecharé este lapso para seguir jugando a que alguien -sin yo saberlo- me documentó en cámara lenta. Idearé una campaña de caldero, menos express. Ojalá lo que haga llegue al cine, y lo exhiban antes de una buena peli.
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