jueves, abril 9

Día 25 (Jueves 9 de abril)

Carolina Herrera fabrica en España mascarillas y batas.

Los vecinos del primer piso, los niños, hacen menos escándalo por las noches. Deben haberse habituado ya al nuevo espacio. La costumbre no tiene edad. 

Hoy me limité a apuntar ideas que mañana desarrollaré para una entrega que tiene como fecha el miércoles próximo. Funciona así: ahora mismo los diseñadores trabajan con las imágenes centrales de las piezas. Mientras, me ocupo de lo que serán los titulares y textos. El lunes ya tendrán las imágenes y comienza la composición, incluyendo lo que mañana escriba. 

Me quedé dormido luego de almorzar con la libreta y el lápiz a un lado. Desperté y daban una película de acción en la que un afroamericano y un chino, buscaban, el primero, a su hija secuestrada, y el segundo unos diamantes negros. Se dieron tortas hasta el cansancio, pero el modelo volvió a funcionar y ambos consiguieron lo que querían. Usé arriba la expresión afroamericano para no repetir la palabra negro. Y lo he hecho.

Debe ser muy difícil para un niño de doce años salir de su ciudad escapando de los apagones y venirse a vivir a otro lugar más iluminado, pero sin la posibilidad de salir a la calle. Fantaseo con la idea de que un día él, el niño, se lo contará a sus hijos. Fantaseo incluso con que uno de los hijos del niño leerá esto un día, y se condolerá de la imagen del niño y su fuga fallida, sin saber que hablo de su padre. 

Hace poco Edo, el ilustrador y artista plástico, mi amigo desde el bachillerato, contaba cómo la había conocido. Ocurrió en New York, creo recordar. Ya le habían advertido de su retisencia a las fotografías, y aún así se hizo una. Un tercero logró que la flexibilidad de ella y la vergüenza de mi amigo se encontraran en ese punto de luz que es suficiente para resumir el momento en una foto. Salieron sonrientes, Edo y Carolina.

No más terminó la película, acudí sádico a las cifras oficiales de Venezuela: 171 casos. Sin nuevos decesos. 

No leí hoy una sola línea de 2666, mi novela cuarentena. 

Puse el despertador para que suene muy temprano. El Viernes Santo será para mí una oficina. 





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