martes, abril 14

Día 30 (Martes 14 de abril)

Fui por víveres. Al volver desinfecté la ropa, los zapatos, los lentes, la tarjeta de débito, la cédula, la cartera, el móvil, las llaves, la compra, la factura, la bienvenida del guachimán en la puerta del súper, el gel que me ofreció para desinfectar los guantes, el carrito, los pasillos semi abastecidos, el cruce de miradas con otros que también fueron por víveres, por otras cosas, los quinientos  gramos del queso que no compré, el hilo musical, a Guillermo Carrasco acústico, el momento en el que lo acompañé en el coro, mi lengua tropezando con el tapabocas, los lentes empañados, la imagen difusa de la nevera llena de helados que a nadie parecieran interesarle a esa hora, mi asombro al ver duplicado el precio del ron, mis recuerdo de un trago en vaso corto, con sólo dos cubos de hielo,  los amigos con los que siempre celebro, desinfecté la espera para pagar, la mirada del cajero, la suma en la pantalla de la caja registradora, los impuestos,  su conversión en dólares, su pago en bolívares porque me alcanza, las bolsas ecológicas que llevé, mi cabeza puesta en que me estaba quedando sin bolsas plásticas para la basura, desinfecté mi clave al tercer intento, la ayuda del embalador, su adolescencia, la deuda que tenemos con la tercera generación desasistida, su agradecimiento por la propina hecha enlatados, las ruedas del carrito con el que trajo la compra hasta el edificio, la calle por la que sorteamos docenas de huecos, desinfecté la entrada, las puertas del ascensor, los botones hasta el tercer piso, la puerta de casa, su pomo original, desinfecté esta lista para que quien llegue a leerla no tenga temor de compartirla.  

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