miércoles, abril 15

Día 31 (Miércoles 15 de abril)

Se escribe fácil: día 31 de la cuarentena. Hoy ha sido la primera jornada de este mes en que leí menos artículos asociados con este involuntario encierro. Me dan gusto aquellos escritos salidos de plumas que estimo talentosas, y que retratan, a la manera en que sólo puede hacerlo la literatura, la emoción confinada en cuatro paredes. Estos textos van por lo general de la experiencia más íntima, pasando por pasajes que son escuela del diarismo como género, hasta aterrizar en conclusiones, con las que cada quien -a su modo- toca el aprendizaje, la soledad y la esperanza. Aunque no todos se muestran optimistas. Recién, por cierto, también leí a autores amigos contrarios a esta práctica. Desestiman el valor de muchos de estos artefactos, llegando a tildarlos incluso de pandemia sobre otra pandemia. Claro está, me opongo a tal censura. Y lo hago básicamente porque, en defensa de este ejercicio, creo que si se hace con rigurosidad y cuidando las formas, constituye parte de esa memoria colectiva que nos sobrevivirá, al ventilar una época que nos hará distintos para siempre. Hoy, junto a las cifras oficiales dejaron colar el concepto de normalidad vigilada. Otra de esas expresiones que hielan la sangre. También en un reporte, que es al mismo tiempo una contorsión retórica, hablaron de 86 casos de contagios activos. Hecho que basta para seguir con la idea de dejar registro de lo que vemos, y de lo que nos cuentan que está pasando. Ninguno volverá entero, he puesto esta mañana en Twitter.  

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