Somos nuestros hábitos. Los lunes funcionan como pista de aterrizaje a la realidad y, siendo que el fin de semana fue un hangar, cuesta pensar sin las indicaciones de esa torre de control que es la voz de la costumbre. Escribo esto sin las cifras de infectados diarios en mi panorama. Hasta ayer fueron 17. Donde te asomes reina la alarma. No salí de casa. Apenas conversé con un nuevo vecino que viene huyendo de los apagones de Maracaibo. Son cinco en su familia. Además de su mujer, llegaron al edificio dos niños y un adolescente. Es raro escuchar otra voces en el edificio. Sólo había una niña y estamos acostumbrados a sus risas con horario. Vienen días raros. Es como el apagón pero con luz, ha escrito en Twitter, Ezequiel, mi ahijado.
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