El jueves en la noche me fui a dormir con el firme propósito de, a partir del viernes, revisar mis rutinas de cuarentena. Y una feliz coincidencia hizo que Diajanida, del grupo Velvet, me enviara hoy un cuestionario para su proyecto etnográfico: ¿Cuál es tu situación de confinamiento? (lugar, tipo de vivienda y número de personas), ¿Cómo es tu día de confinamiento? ¿Tienes rutinas?, ¿Qué es lo que más te procupa o te da miedo?, ¿Qué es lo que más has disfrutado?, ¿Cómo es la dinámica de los sonidos y silencios? En el caso del silencio, ¿Cómo lo describirías?, ¿Cuál es el sonido que mejor define tu confinamiento?, ¿Qué ha sido lo más difícil del confinamiento?, ¿Cómo te sientes? En una líneas ¿Cómo describirías tu confinamiento? , ¿Qué semejanzas y diferencias ves entre el apagón y el confinamiento?, y el ejercicio me ha funcionado como una manera de reconocimiento interno. Aliñé mis respuesta con algo de caos y mucho de distopía. Me sedujo la orientación del formulario hacia lo que tiene que ver con los sonidos y el silencio. Con el tipo de silencio. Pues viniendo de una ciudad que de un tiempo para acá duerme temprano, lo que estrenamos tiene algo de cúpula, de vacío impuesto. Hoy, la historia oficial da cuenta de 155 pacientes contagiados, y ningún otro muerto. Mañana iré por víveres.
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