viernes, mayo 29

Día 75 (Viernes 29 de mayo)

Día 75, el insomnio es un hilo que no publicas por miedo a releerlo. Escribí en Twitter apenas amaneció.

Narrar un sueño debería contar como literatura oral. Pues, con un altísimo grado de ficción, se alimenta de vestigios de la realidad. Quien narra un sueño se narra a sí mismo, abandona su cuerpo y se mira como quien desarrolla un superpoder. Pero hay más, un sueño, incluso devenido en pesadilla, se alimenta de una caprichosa estética que se altera según convenga a la no historia. Estaba en mi casa pero no era mi casa. Eras tú, pero hablabas distinto. Me abrazabas, tenías, eso sí, los brazos larguísimos. Tuve siempre la tentación de apuntar mis sueños. Ficharlos. Ordenarlos por serie. Por la cercanía de quien junto a mi aparecía en ellos. Intentar recordar la temperatura, ese color que opera como una pátina sobre la historia a la que se sobrevive. Y también dejar registro. Pero nunca tuve esa disciplina. Como toda mi generación fui alimentado con el mito de que si contabas el sueño antes de desayunar nunca se cumpliría. Peor aún, que algo terrible pasaría si en aquel set onírico parecía un diente. De los sueños apenas rescaté palabras al vuelo. Nunca una frase. Expresiones que apuntaba apenas amanecía y que masticaba el día entero buscando un sentido en ellas. Ciclón. Azul. Gemela. Trompeta. Es una suerte que cuente entre mis talentos tener una larguísima paciencia. Ya vendrá la clave que me devele la historia completa. Prometo narrarla. No dejarla en visto.

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